Torah para Vivir

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7 ago 2011

Torah en Español Libro Devarim



Libro de Devarim - Parashá Vaetjanán (e imploré)
7 – 13 Menajem Av, 5771 / Agosto 7 – 13, 2011

23 Yo Le imploré a El Eterno en ese momento, diciendo: 24 «Mi Señor, El Eterno, Tú has empezado a mostrarle a Tu servidor Tu grandeza y Tu mano fuerte, pues ¿qué poder hay en el cielo o en la tierra que pueda realizar como Tú, Tus proezas y Tus actos temibles 25 Ahora déjame cruzar y ver la buena Tierra que está del otro lado del Jordán, esta buena montaña y el Líbano». 26 Mas El Eterno se enojó conmigo a causa de vosotros y no me escuchó; El Eterno me dijo: «¡Es demasiado para ti! No continúes hablándome de este tema. 27 Sube a la cima del peñasco y eleva tus ojos hacia el oeste, hacia el norte, hacia el sur y hacia el este, y ve con tus propios ojos, pues no cruzarás este Jordán. 28 Pero darás órdenes a Ioshúa (Josué) y lo fortalecerás, y le infundirás ánimo, pues él cruzará delante del pueblo y él hará que ellos hereden la Tierra que habrás de ver». 29 Y nos quedamos en el valle, frente a Bet-Peor.
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- 1 Ahora, Israel, escucha los decretos y las ordenanzas que yo os enseño para que los realicéis, para que viváis y vayáis y poseáis la Tierra que El Eterno, el Dios de vuestros antepasados, os da. 2 No agregaréis a la palabra que os mando ni sustraeréis de ella, para observar los preceptos de El Eterno, vuestro Dios, que os ordeno. 3 Habéis visto lo que hizo El Eterno con Baal-Peor, pues a todos los que fueron tras Baal-Peor, El Eterno, vuestro Dios, los destruyó de vuestro medio. 4 Pero vosotros que sois fieles a El Eterno, vuestro Dios, estáis todos vivos hoy. (2º DÍA / 2ª ALÍA) 5 Ved, os he enseñado decretos y ordenanzas, tal como El Eterno, mi Dios, me ha ordenado, para cumplirlas en medio de la Tierra a la que venís a poseer. 6 Los guardaréis y los realizaréis, pues es vuestra sabiduría y entendimiento a los ojos de los pueblos, quienes oirán todos estos decretos y dirán: «¡Ciertamente un pueblo sabio y entendedor es esta gran nación!». 7 Pues ¿cuál es la gran nación que tiene un Dios Que está junto a ella, como está El Eterno, nuestro Dios, cada vez que Lo llamamos? 8 Y ¿cuál es la gran nación que cuenta con decretos y ordenanzas justos, como toda esta Torá que yo coloco ante vosotros en este día? 9 Únicamente, seis precavidos de vosotros y seis precavidos de vuestra alma, para que no olvides las cosas que vieron vuestros ojos y para que no las quitéis de vuestro corazón en todos los días de vuestra vida, y las hagáis conocer a vuestros hijos y a los hijos de vuestros hijos, 10 el día que estuvisteis parados frente a El Eterno, vuestro Dios, en Joreb, cuando El Eterno me dijo: «Reúne al pueblo ante Mí y Yo dejaré que oigan Mis palabras, para que aprendan a temerme todos los días que vivan sobre la tierra y para que las enseñen a sus hijos». 11 Entonces os acercasteis y os parasteis al pie de la montaña, y la montaña ardía con fuego hasta el corazón del cielo, oscuridad, nube y nube espesa. 12 El Eterno os habló de en medio del fuego; oíais el sonido de palabras, mas no veíais una forma, solamente un sonido. 13 Él os relató acerca de Su pacto que Él os ordenó cumplir, los Diez Mandamientos, y Él los inscribió en dos Tablas de piedra. 14 El Eterno me ordenó entonces que os enseñara los decretos y las ordenanzas que realizaréis en la Tierra a la que cruzáis para poseerla. 15 Pero seréis muy precavidos de vuestras almas, pues no visteis ninguna semejanza el día que El Eterno os habló en Joreb, en medio del fuego, 16 para que no actuéis de forma corrupta y os hagáis imágenes talladas, semejanzas de ninguna forma; ni forma de hombre ni forma de mujer; 17 ni forma de ningún animal sobre la tierra; ni forma de ninguna ave que vuela por el firmamento; 18 ni forma de nada que repte por el suelo, ni forma de ningún pez que está en el agua bajo la tierra; 19 para que no elevéis los ojos hacia el cielo y veáis el sol y la luna y las estrellas, toda la legión del firmamento, y os descarriéis y os inclinéis ante ellos y los adoréis, a ellos, a los que El Eterno, vuestro Dios, ha designado para todos los pueblos bajo todo el firmamento. 20 Mas El Eterno os ha tomado y os ha separado del crisol de hierro, de Egipto, para ser una nación de herencia para El, como en este mismo día. 21 El Eterno Se enojó conmigo a causa de vosotros, y juró que yo no cruzaría el Jordán y no llegaría a la buena Tierra que El Eterno, vuestro Dios, os da por posesión. 22 Pues he de morir en esta tierra; no he de cruzar el Jordán, mas vosotros sí cruzaréis y tomaréis posesión de esta buena Tierra. 23 Sed precavidos para que no olvidéis el pacto con El Eterno, vuestro Dios, que El ha sellado con vosotros, y os hagáis una imagen tallada, una semejanza de cualquier cosa, tal como El Eterno, vuestro Dios, os ha ordenado. 24 Pues El Eterno, vuestro Dios, es un fuego que consume, un Dios celoso. 25 Cuando engendréis hijos y nietos, y habréis estado mucho tiempo en la Tierra, os corromperéis y haréis imágenes talladas de cualquier cosa, y haréis el mal a los ojos de El Eterno, vuestro Dios, para hacerlo enojar. 26 Yo designo al cielo y a la tierra en este día para que sean testigos de que ciertamente perderéis rápidamente la Tierra por la que cruzáis el Jordán, para poseerla; no tendréis días largos sobre ella, pues seréis aniquilados. 27 El Eterno os dispersará entre los pueblos y quedaréis pocos en número entre las naciones a las que El Eterno os conducirá. 28 Allí serviréis a dioses, obra del hombre, de madera y de piedra, que no ven, que no oyen, y que no comen y que no huelen. 29 Desde allí buscaréis a El Eterno, tu Dios, y Lo encontraréis si Lo buscáis con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma. 30 Cuando estéis afligidos y todas estas cosas os hayan acontecido, al final de los días, regresaréis a El Eterno, vuestro Dios, y escucharéis Su voz. 31 Pues El Eterno, vuestro Dios, es un Dios compasivo, Él no os abandonará ni os destruirá, y Él no olvidará el pacto que Él juró con vuestros antepasados. 32 Pues inquirid ahora acerca de los días primeros que os precedieron, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra y desde un confín del firmamento hasta el otro confín del firmamento: ¿ha habido alguna vez algo parecido a esta gran cosa o se ha oído alguna vez algo parecido? 33 ¿Ha oído algún pueblo la voz de Dios hablando desde el medio del fuego, tal como vos la habéis oído, y ha sobrevivido? 34 ¿O alguna vez algún dios vino de forma milagrosa a tomar para sí una nación de en medio de una nación, con desafíos, con señales y con maravillas, y con guerra y con mano fuerte, y con brazo extendido y con proezas imponentes, como todo lo que El Eterno, vuestro Dios, hizo en Egipto delante de vuestros ojos? 35 Se os ha mostrado para que sepáis que El Eterno, ¡Él es el Dios! ¡No hay ningún otro fuera de Él! 36 Desde el cielo Él hizo que oyerais Su voz para enseñaros y sobre la tierra Él os mostró Su gran fuego, y vosotros oísteis Sus palabras de en medio del fuego, 37 porque Él amaba a vuestros antepasados y Él eligió a su descendencia, y os sacó de ante Él Mismo con Su gran poder de Egipto; 38 para expulsar a las naciones que son más grandes y más poderosas que vosotros, para traeros, para daros su tierra por heredad, como este mismo día. 39 Sabréis este día, y lo guardaréis en vuestro corazón, que El Eterno, Él es el Dios, arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay ningún otro. 40 Observaréis Sus decretos y Sus preceptos que yo os ordeno en este día, para que Él os haga el bien, a vosotros y a vuestra descendencia, y para que prolonguéis vuestros días en la Tierra que El Eterno, vuestro Dios, os da para siempre. (3ER DÍA / 3ª ALÍA) 41 Entonces Moshé (Moisés) separó tres ciudades en la orilla del Jordán, hacia el sol saliente, 42 para que el asesino huya allí, aquel que hubiere matado a su prójimo sin saber, pero que no era su enemigo desde ayer y desde anteayer, entonces él huirá a una de estas ciudades y vivirá: 43 Betzer en el desierto, en la tierra de la planicie, del reubenita; Ramot, en el Gilad, del gadita; y Golán en Bashán, del menashita. 44 Ésta es la enseñanza que Moshé (Moisés) colocó ante los Hijos de Israel. 45 Éstos son los testimonios, los decretos y las ordenanzas que Moshé (Moisés) habló a los Hijos de Israel, cuando se fueron de Egipto, 46 en la orilla del Jordán, en el valle, frente a Bet-Peor en la tierra de Sijón, rey de los amorreos, que habita en Jeshbón, al que Moshé (Moisés) y los Hijos de Israel derribaron cuando salieron de Egipto. 47 Ellos tomaron posesión de su tierra y de la tierra de Og, el rey de Bashán, dos reyes amorreos, que están en la orilla del Jordán, donde sale el sol; 48 desde Aroer que está junto a la costa del arroyo Arnon hasta el Monte Sión, que es Jermón, 49 toda la Aravá, la orilla oriental del Jordán hasta el Mar de Aravá, bajo las vertientes de los peñascos. (4º DÍA / 4ª ALÍA)
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- 1 Moshé (Moisés) llamó a todo Israel y le dijo: «Oye, Israel, los decretos y las ordenanzas que Yo hablo a vuestros oídos hoy; estudiadlos y tened cuidado de cumplirlos. 2 El Eterno, nuestro Dios, selló un pacto con nosotros en Joreb. 3 No con nuestros antepasados El Eterno selló este pacto, sino con nosotros, nosotros que estamos hoy aquí, todos los que estamos vivos. 4 Cara a cara El Eterno habló con vosotros en la montaña, de entre el fuego. 5 Yo estaba parado en ese momento entre El Eterno y vosotros para relataros la palabra de El Eterno, pues tenías miedo del fuego y no subisteis a la montaña: 6 «Yo soy El Eterno, tu Dios, Quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud. 7 No reconocerás a los dioses de los otros en Mi Presencia. 8 No te harás una imagen tallada ni ninguna semejanza de aquello que está arriba en los cielos ni abajo en la tierra, ni en el agua debajo de la tierra. 9 No te postrarás ante ellos ni los adorarás, pues Yo soy El Eterno, tu Dios, un Dios celoso, Que inflige el castigo de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación, con Mis enemigos; 10 pero Quien muestra benevolencia con miles de generaciones a aquellos que Me aman y observan Mis preceptos. 11 No tomarás el Nombre de El Eterno, tu Dios, en vano, pues El Eterno no absolverá a nadie que tome Su Nombre en vano. 12 Guarda el día de Shabat para santificarlo, tal como te ordenó El Eterno, tu Dios. 13 Seis días trabajarás y completarás todo tu trabajo; 14 pero el séptimo día es Shabat a El Eterno, tu Dios, no harás ningún trabajo, tú, tu hijo, tu hija, tu esclavo, tu sirvienta, tu buey, tu asno y todos tus animales, y tu converso dentro de tus puertas, para que tu esclavo y tu sirvienta puedan descansar como tú. 15 Y recordarás que fuiste esclavo en la tierra de Egipto y El Eterno, tu Dios, te sacó de allí con mano fuerte y con el brazo extendido; por eso te ordenó El Eterno, tu Dios, hacer el día de Shabat. 16 Honra a tu padre y a tu madre, tal como te ordenó El Eterno tu Dios, para que se alarguen tus días y para que sea bueno para ti, sobre la tierra que El Eterno, tu Dios, te da. 17 No matarás; y no cometerás adulterio; y no robarás; y no prestarás falso testimonio en contra de tu prójimo. 18 Y no desearás la mujer de tu prójimo, no desearás la casa de tu prójimo, su campo, su esclavo, su sirvienta, su buey, su asno, ni nada que le pertenezca a tu prójimo». (5º DÍA / 5ª ALÍA) 19 Estas palabras El Eterno las dijo a toda vuestra congregación en la montaña, desde en medio del fuego, la nube y la nube espesa, una gran voz, que jamás ha de repetirse, y Él las inscribió en dos Tablas de piedra y me las dio. 20 Ocurrió que cuando oísteis la voz de en medio de la oscuridad y visteis la montaña que ardía en fuego, todas las cabezas de vuestras tribus y vuestros ancianos se aproximaron a mí. 21 Dijeron: «He aquí que El Eterno, nuestro Dios, nos ha mostrado Su gloria y Su grandeza, y oímos Su voz de en medio del fuego; este día vimos que Dios le habla a una persona y puede vivir. 22 Pero ahora ¿por qué habríamos de morir cuando este gran fuego nos consuma? Si continuamos oyendo más tiempo la voz de El Eterno, nuestro Dios, ¡moriremos! 23 Pues ¿hay algún ser humano que haya oído la voz del Dios Viviente hablando de en medio del fuego, como nosotros, y haya vivido? 24 Tú debes acercarte y oír lo que El Eterno, nuestro Dios, dirá y tú debes decirnos todo lo que El Eterno, nuestro Dios, te dirá a ti, entonces oiremos y haremos». 25 El Eterno oyó el sonido de vuestras palabras, cuando hablasteis conmigo y El Eterno me dijo: «Oí el sonido de las palabras de este pueblo, que te ha hablado; hizo bien en todo lo que habló. 26 ¿Quién puede asegurar que este corazón ha de permanecer suyo, para temerme y observar todos Mis preceptos todos los días, para que sea bueno para ellos y para sus hijos por siempre? 27 Ve y diles Regresad a vuestras tiendas. 28 Pero en cuanto a ti, quédate aquí conmigo y te diré todo el precepto y los decretos y las ordenanzas que les enseñarás y ellos realizarán en la Tierra que he de darles, para poseerla.» 29 Tendréis cuidado de actuar tal como os ordenó El Eterno, vuestro Dios, no os desviaréis ni a la derecha ni a la izquierda. 30 Todo el camino que El Eterno, vuestro Dios, os ha ordenado, iréis, para que viváis y sea bueno para vosotros, y prolonguéis vuestros días en la Tierra que habréis de poseer.
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- 1 Éste es el precepto y los decretos y las ordenanzas que ordenó El Eterno, vuestro Dios, que se os enseñe, para realizarlos en la Tierra a la que cruzáis para poseerla, 2 para que temáis a El Eterno, vuestro Dios, para que observéis todos Sus decretos y preceptos que os ordeno, vos, vuestro hijo y vuestro nieto, todos los días de vuestra vida, para que se alarguen vuestros días. 3 Escucharás, Israel, y tendrás cuidado de realizarlos, tal como El Eterno, el Dios de tus antepasados, habló para ti, para que sea bueno para ti, y para que te multipliques mucho, en una tierra en la que fluye la leche y la miel. (6º DÍA / 6ª ALÍA) 4 Oye, oh Israel: El Eterno es nuestro Dios, El Eterno es Uno. 5 Amarás a El Eterno, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todos tus recursos. 6 Y estas palabras que yo te ordeno hoy estarán sobre tu corazón. 7 Las enseñarás con profundidad a tus hijos y hablarás de ellas cuando estés sentado en tu casa, mientras andes en el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. 8 Átalas como una señal sobre tu brazo y como insignia entre tus ojos. 9 Y escríbelas en las jambas de tu casa y sobre tus portales. 10 Ocurrirá que cuando El Eterno, tu Dios, te traiga a la Tierra que El Eterno juró a tus antepasados, a Abraham, a Itzjak (Isaac) y a Iaakov (Jacob), que te daría: ciudades grandes y buenas que no construiste, 11 casas repletas de cosas buenas que no llenaste, cisternas cinceladas que no cincelaste, huertos y olivos que no plantaste, y comerás y te saciarás, 12 ten cuidado de no olvidar a El Eterno, Quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud. 13 A El Eterno, tu Dios, temerás, a Él servirás, y en Su Nombre jurarás. 14 No iréis tras dioses de otros, los dioses de los pueblos que os rodean. 15 Pues un Dios celoso es El Eterno, vuestro Dios, entre vosotros, para que la ira de El Eterno, vuestro Dios, no se encienda contra vosotros y Él os destruya de la faz de la tierra. 16 No probaréis a El Eterno, vuestro Dios, como Lo probasteis en Masá. 17 Ciertamente observaréis los preceptos de El Eterno, vuestro Dios, y Sus testimonios y Sus decretos que Él os ordenó. 18 Haréis lo que es recto y bueno a los ojos de El Eterno, para que sea bueno para vosotros, y vendréis y poseeréis la buena Tierra que El Eterno juró a vuestros antepasados, 19 expulsando a todos vuestros enemigos de ante vosotros, tal como habló El Eterno. 20 Si tu hijo te interroga mañana, diciendo: «¿Qué son los testimonios y los decretos y las ordenanzas que te ordenó El Eterno, tu Dios?». 21 Le dirás a tu hijo: «Esclavos fuimos del Faraón en Egipto, y El Eterno nos sacó de Egipto con mano fuerte. 22 El Eterno colocó señales y maravillas, grandes y peligrosas, en contra de Egipto, en contra del Faraón, y en contra de toda su casa, ante nuestros ojos. 23 Y Él nos sacó de allí para traernos, para darnos la Tierra que Él juró a nuestros antepasados. 24 El Eterno nos ordenó que realizáramos todos estos decretos para temer a El Eterno, nuestro Dios, para nuestro bien, todos los días, para darnos vida, como este día. 25 Y será un mérito para nosotros si tenemos cuidado de realizar todo este precepto ante El Eterno, nuestro Dios, tal como Él nos ordenó. (7º DÍA / 7ª ALÍA)
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- 1 Cuando te traiga El Eterno, tu Dios a la Tierra a la que vienes para poseerla, muchas naciones serán expelidas de ante ti: el jeteo, el girgasheo, el amorreo, el cananeo, el perizeo, el jiveo, y el iebuseo, siete naciones más grandes y más poderosas que ti, 2 y cuando El Eterno tu Dios las entregare ante ti, y las derribares, las destruirás por completo; no sellarás un pacto con ellas ni les tendrás consideración. 3 No te casarás con ellas; no le darás tu hija a su hijo y no tomarás su hija para tu hijo, 4 pues él hará que tu hijo se aleje de Mí y adore los dioses de otros; entonces la ira de El Eterno ardería contra ti y Él te destruiría rápidamente. 5 En cambio, esto es lo que les harás: sus altares quebrarás, sus columnas destruirás, sus árboles sagrados cortarás y sus imágenes talladas quemarás con fuego. 6 Pues un pueblo sagrado eres para El Eterno, tu Dios; El Eterno, tu Dios, te ha elegido para que seas para Él un pueblo atesorado entre todos los pueblos que hay sobre la faz de la tierra. 7 No por ser los más numerosos entre todos los pueblos es que El Eterno os deseó y os eligió, pues sois los menos numerosos entre todos los pueblos. 8 Sino que a causa de Su amor hacia vosotros, y por cuidar el juramento que juro a vuestros padres, El Eterno os sacó con mano fuerte y os redimió de la casa de la esclavitud, de la mano del Faraón, rey de Egipto. (MAFTIR) 9 Debes saber que El Eterno, tu Dios, Él es el Dios, el Dios fiel, Quien guarda el pacto y la benevolencia para los que Lo aman y para los que observan Sus preceptos, por mil generaciones. 10 Y Él paga a Sus enemigos en su vida para hacer que perezcan; Él no se demora con Su enemigo: Le paga en su vida. 11 Observarás el precepto y los decretos y las ordenanzas que yo te ordeno hoy, para que las realices.

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